Un país desarrollado, en general, es un país que posee tanto
un alto nivel de vida (un alto desarrollo humano) como un gran desarrollo
industrial y comercial. Uno de los indicadores más usados para considerar a un
país como «desarrollado» es el índice de desarrollo humano. Dicho índice toma
en cuenta la riqueza, la educación y la sanidad, otro indicador el cual
predomina frente a la definición de países desarrollados es lo que el Fondo
Monetario Internacional establece, como márgenes per cápita de países desarrollados,
que van desde los 20.000US$ per cápita (nominal), y en el caso del per cápita
PPA va desde 22.000US$ (Paridad Poder Adquisitivo) en adelante, con lo cual se
denominaría como países con economías avanzadas según el FMI, y países de
Ingresos altos según el Banco Mundial, y evidenciaría una economía desarrollada
para cada país en particular generando como consecuencia un alto nivel de vida.
No existe un consenso absoluto sobre todos los criterios usados para calificar
el desarrollo. El criterio más fiable y aceptado es aquel extraído de los
indicadores sociales sobre la calidad de vida. Aunque no existe total consenso
sobre un indicador específico, se suele considerar que un país que tiene un IDH
muy alto según la ONU, que tiene el estatus de economía avanzada sobre la base
de los estatutos del FMI y además posee ingresos altos según el Banco Mundial,
es efectivamente un país desarrollado.
Se considera que un desarrollo económico genera una alta
calidad de vida. Si bien los países más industrializados, que han logrado una
avanzada tecnología e innovación, alcanzan un elevado desarrollo humano como
consecuencia, también hay muchos países que, por cuestiones diversas, han
logrado un alto desarrollo humano, pero con medianos o bajos niveles
tecnológicos e industriales, en la teoría un país altamente poblado
necesariamente necesita generar una alta industrialización para generar
consiguientemente una alta calidad de vida, mientras que uno pequeño solo
necesita generar una baja industrialización.